domingo, 27 de abril de 2014

NUEVA HISTORIA PASAROS

Estoy empezando con una nueva historia y realmente me gustaría que os pasaseis a darla una oportunidad aquí os dejo la sinopsis, se título ¿Qué pasa si te quiero?

- ¿Acaso hay algo peor que enamorarse de tu peor enemigo? - Preguntó la profesora de Literatura
“Amar a tu mejor amigo”, pensó Lily. 

Lily Belleth era declarada oficialmente una obsesa del control, ella era la hija que a todos los padres les gustaría tener. Pero escondía un sucio secreto: Estaba tontamente enamorada de su vecino y mejor amigo Matthew, él era tierno, estudiante y demasiado simpático ¡Vaya, era como un príncipe azul!. Pero... ¿Qué sucede cuando Ray interfiere en su vida volviendo todo un completo caos?

SI QUERÉIS SEGUIR LEYENDO SIMPLEMENTE CLIKAR AL SIGUIENTE LINK:

http://www.wattpad.com/story/15544884-%C2%BFqu%C3%A9-pasa-si-te-quiero

domingo, 6 de enero de 2013

Capítulo 5: A la porra con matthew (2)

Me levantó como todos los días y salgo de mi casa con la proposición de mantener la calma, de tomar el contro, gracias a la tontería que hice ayer me gane un parte bien grande y trabajar 8 horas adicionalmente.
Cuando abro la puerta me encuentro con Xantia delante de mi casa y su dueño apoyado en el capot. Le miró ¿Nunca me cansaré de mirarle?. Me sonríe desde la lejanía y me saluda amablemente con la mano. ¿Ya ha vuelto mi Matthew?
Ladeo la cabeza para poder intentar pensar, pero por más que lo intento no encuentro una razón lógica que explique porque su coche esta aparcado delante mi, y todo se vuelve aún más confuso por aquella sonrisa cariñosa y confiada que esboza en sus labios.
Ni siquiera se como mis pensamientos y mis emociones puede controlarlos tan fácilmente, hace apenas dos días sentía que Matthew era un estúpido igual que todos los tíos. Sin embargo ahora me encuentro mirando atentamente cada parte de él.
Vuelvo a ladear la cabeza intentando recordar lo duro y frío que fue conmigo, y la rabia que yo tenía contra él. La enana pelirroja siempre dijo que este hombre no valía la pena, decía que le echará cara, que no le tratara como si fuera el centro de mi universo, y por primera vez, me acerca asta él con aquellas ideas.
- Hola- Ni siquiera sonreí.
- Hola.
- Hoy no voy contigo- Lo dije rápido, por temor a arrepentirme demasiado pronto.
- ¿Por qué?- Preguntó con el ceño fruncido.
- No se- Me encojo de hombros y camino alejándome de él, después de unos ocho pasos aproximadamente me giró y sigue allí petrificado mirando como me alejo lentamente- Luego nos vemos- Consigo sonar desenfada y camino hacia delante.
Hoy era el día del control, pero por dentro me siento tan miserablemente mal que tengo ganas de dejar la responsabilidad  de lado. Tengo ganas de soltarme un poco el pelo, como siempre me recomienda la dulce enana bruja pelirroja.
Si. Hoy voy ha hacer lo que me plazca.
Sonrió mientras entro en la cafetería de Tom.
- ¿Qué hay Tom?- Volví a repetir las palabras de ayer.
- Oh vaya- Sonrió entusiasmado mientras se acercaba a mi.- La pregunta importante es... ¿Qué haces tú por aquí?
- No se- Vuelvo a encoger los hombros.
- ¿Lo de siempre?
- Lo de siempre- Afirmo- Pero esta vez para llevar.
- ¿Y aquello señorita del control?¿Donde esta mi Lily, y que han echo con ella?- Rió a carcajadas- Me gusta cuando te ríes- Dice melancólico-feliz - ¿Esto tiene que ver con él chico que trajiste el otro día? - La pregunta me pilla por sorpresa y por alguna razón actuó demasiado fría para estar hablando con mi querido Tom.
- No tengo tiempo, cobrate- Le paso el dinero seria.
Cuando salgo de allí me dirijo a clase y me siento en mi pupitre aún con el desayuno metido en la bolsa. Cuelgo un asa de un lado de la silla y hago lo mismo con el otro asa de la mochila. Una vez que la clase se va llenando voy abriendo mi desayuno y colocando las patatas, el beicon y el zumo de naranja encima de la mesa.
La gente me mira, y puedo sentir como algunas miradas se me clavan en la coronilla, pero más lejos de parar sonrió satisfecha obteniendo las reacciones que esperaba ¡Por fin algo que esperaba!.
Cuando entra el profesor (él mismo que me llevo a dirección) la clase se consuma en un silencio absoluto y puedo notar como el aire se tensa rápidamente.
Aún más deliberada, me fijo que en mi compañero de delante no ha llegado aún, y utilizo eso en mi favor apoyando mi pie derecho en aquella fría y dura silla.
- ¡Señorita Belleth!- Chilla el profesor, es un sonido seco y fuerte, tanto que todavía se puede oír el eco por toda la clase y apostaría que también por todos los pasillos. Reprimo una sonrisita y levanto mi mirada para encontrarme con los fríos y duros ojos del profesor atravesandome, y en esto, también apostaria en que si tuviese una barra me azotaría con ella.- A dirección- Pronunca con una velocidad más pausada de lo normal.
- ¿Por qué?- Me atrevo a preguntar.
- A dirección he dicho- Suena firme e impasible, y yo mientras arrastro la silla hacia atrás para poder salir por patas de allí, sin embargo, antes de salir de clase deseo poder ver las reacciones de mis actos y añadir un poco de gracia al asunto.
- Ni os atrevais a arrabetarme el desayuno- Pero en verdad el insulso desayuno me la repamplinfa. Miro al profesor y el humo casi llega a echar por la cabeza y después de una tonta manera mis ojos se posan en aquel muchacho que me arruino el poder del control desde que vino.
Le miró y me quedo como una boba intentando adivinar lo que piensa. Sus ojos son como un gran reflejo de sus pensamientos y puedo ver diversión, enafado, y algo que no consigo capatar.
Aparto la mirada de la suya y cierro la puerta tranquilamente sin querer mostrar mi enfado y rabia.
Ando por los pasillo asta que vuelvo a encontrarme delante de la puerta de dirreción, llamo suavemente con mis nudillos y se oye un claro "pasa"
- Oh- Exclamo asombrado al volver a tener mi visita, algo totalmente inusual.- ¿Qué pasa señorita Belleth?
- El profesor me ha mandado aquí.
- ¿Qué ha pasado?
- Nada que no este autorizado- Me encojo de hombros.
- ¿Qué has echo?- Y esta vez su tono es más acusatorio.
- Simplemente he comido mi desayuno en clase.
Me mira enfado, muy enfadado, pero no tanto como el profesor. Creo que en estos momentos quiere arrancarme la cabeza pero por alguna razón suaviza su rostro y se relaja en la silla.
- Veo que ha acatado mis ordenes- Susurra alguien detrás mio, y entonces adivino que es aquel estúpido profesor.
- Ya ves- Miro como mis manos se retuercen entre sí.

Entonces la conversación que mantuve ayer con el director llega a mi cabeza...


***

- ¿Qué ha pasado?- me pregunta el director.
- Ha pasado- Digo todavía metida en mi furia- que el señorito Kin ha estado zambullendo su desayuno en clase y el profesor no ha dicho ¡Nada!
- No me grite señorita Belleth, puedo entender lo que me dice con un tono menos elevado- Se acomoda en su silla, incómodo, porque sabe perfectamente que llevo razón, después eleva su mirada asta encontrarse con mis ojos enrabietados- Pero lo que no entiendo, es que hacia usted aquí.
- Cuando el debería ser el que tiene que estar aquí- Continuo su frase, aunque se que no se quedo en el aire.
- Señorita Belleth- Me miro serio.
- Pasa simplemente que defendí el respeto, eso pasa.
- Ya me imagino.
- Además aquel... "Profesor"- Digo, haciendo comillas con los dedos y pudiendo ver su desaprobación en su mirada ante tal acción- dice que merezco un castigo de ocho horas adicionales, esta medio loco ¿O que?
- Señorita, no me trate como a un colega más.
- De acuerdo, lo siento. Pero todo esto me sobrepasa.
- No hiciste bien, y veo normal el castigo que te ha impuesto- Abro los ojos sorprendida.
- ¿Desde cuando no es una falta de respeto comer delante de un profesor?
- Esa falta no esta estipulada en tus normas de la agenda.
- Pero...-Digo desorientada
- Nada señorita.
- Estáis todos locos- Y salgo dela dirección, dando también un portazo.

***




- ¿Le ha contado todo?- Pregunta el profesor, a lo que el director asiente y me mira, sin saber que hacer.
- Entonces... ¿Puedo irme ya?
- No- Gritan a la vez.
- De que me van a acusar esta vez.
- De comer en clase- Dice firme el profesor.
- Vaya, yo pensaba que eso no era una falta- Miro acusatoriamente al director.
- Y no lo es- Contesta él.
- Ve como me reta- Articula el hombre que esta detrás mía.
- Ya veo.
- Señorita Belleth- Continua el profesor- Es una falta que me rete continuamente y ponga sus pies en la silla como si estuviese en su casa.
- Pues fíjese que ayer me sentí como si estuviera en mi casa.
- Ya no son ocho horas, son dieciséis.
- ¡Qué!- Me levanto de la silla- Eso es injusto.
- Siéntese señorita- me avisa el director.
- Eso no puede ser válido- Digo mirándole a lo que se encoje de hombros, se que él me entiende, lose, y se que piensa como yo...
- De acuerdo, entonces, si no hay más que hablar, me retiro.
 Ando por los pasillos cabreada con el mundo ¡Por que todo es tan injusto!¡Por que los ricos si pueden hacer lo que quieran! Y entonces comprendo, que para los pobres no esta el derecho del descontrol.
Abro la puerta de clase y todas las miradas se levantan de sus cuadernos para fijarse en mi. Camino a mi pupitre y sólo espero que llegue el descanso.
- waw- dice Cele acercándose a mi cuando la clase acaba- Aquello ha sido, intenso.
- Ya sabes que no me gustan las injusticias.
- Si- Sonríe de forma tierna- Es una de las pocas cosas que me gustan de ti.

Después solamente espero a que las clases acaben, y el timbre del recreo me sorprende por su rapidez.
- ¿Te han castigado?- Me pregunta la pelirroja mientras nos encaminamos a la cafetería.
- No, bueno si. Me han acumulado ocho horas más adicionales de ayuda al colegio.
- Vaya.
- Si, un Vaya bastante grande.
- Hola mami- Sonrió entusiasmada intentando ignorar a la figura que esta a mi lado.
- Eso ha sido algo... peligroso- Me susurra aquella figura en el oído mientras se aleja.
- Que intenso- Y rompe a carcajadas Cele.- Creo que le gustas un poquito a Ray.
- Pues a mi no.

Salimos al recreo y me cuenta sobre todo lo que ha pasado mientras yo estaba en la sala del director, que por cierto nada realmente sorprendente. Me meto en mis pensamientos y lentamente la vocecita  adorable de mi mejor amiga, se va perdiendo entre el bullicio de la gente.
Después todo parecía ir bien, yo me sentía bastante satisfecha, aunque me molestaba bastante tener que trabajar para este par de imbéciles que dirigían el colegio, pero no me quedaba de otra.
Ya había caído en la cuenta, de que el trato con los ricos (vs) pobres nunca iba ser él mismo, y sólo tenía dos opciones a las que agarrarme. La primera, o te comportabas como un pobre sumiso y pasabas desapercibido. O dos, te revelabas y te caían ocho horas más.
Entiendo que revelarse era algo que me quemaba por dentro, tenía... quería... bueno, simplemente no me parecía nada justo todo esto. Pero menos justo me parecía no poder estudiar para la semana de exámenes  así que la única opción, por desgracia, que me quedaba, era ser sumisa y obsesionada de control. En definitiva intentar ser feliz.
Y no sabía muy bien porque, una parte de mi alma, no quería volver a ser la Lily aburrida de antes, una parte de mi, se había divertido bastante. A veces cuando conoces que hay otro mundo del que tu misma has creado te sientes bastante confusa...
Pero antes de que pudiera sumirme más en mis pensamientos, alguien tiro de mi en la salida del colegio y  me quede un buena rato mirando como sus ojos azules crispaban de furia.
- Porque...- Se llevo las manos a la cabeza- ¿Por qué has echo todo eso? No te entiendo Lily.
- Yo a ti tampoco- Dije por primera vez.
Por primera vez me estaba ocurriendo muchas "primeras veces". Porque por primera vez, no me sentía estúpidamente atraída por sus labios, por primera vez él hombre que tenía delante no me parecía tierno, ¿Quizás el también ha descubierto otro mundo? Resoplé, un mundo con Janelle nunca sería algo bueno.
- ¿Por que resoplas? No entiendo esta actitud que estas teniendo.
- No me pasa nada- adopte una actitud evasiva.
- Últimamente estas tan cambiada, que ya ni siquiera te reconozco.
- Matthew, sigo siendo yo.
- No- Negó con la cabeza- Te dejas engatusar por un niñato caprichoso, te enfrentas a los profesores ¿Donde esta esa Lily que tanto quería?
Note un pinchazo en mi corazón, ¿Él me quería?... oh valla, que tonta soy, como amiga. Me quería como amiga.
- Ya... esto, no se que me ha pasado- Dije totalmente confundida- podrías, podríamos volver juntos a casa.
- Claro- Suspiró aliviado- pensaba que no ibas a volver nunca.

Dijo, como si por fin hubiera vuelto su mejor amiga, como si todo hubiera vuelto a la normalidad. Como si me volviese a parecer el chico más atractivo del mundo, pero por alguna razón... ya no me lo parecía.

martes, 1 de enero de 2013

Y pensar algún día que tu eras especial...
A veces me transciendo a mi pasado y me acuerdo de ti. De tus ojos color chocolate y esa boca con la que me provocabas. Recuerdo tus rizos y tus bromas. Tus sonrisas y tus lágrimas. Te recuerdo a ti.
Antes estábamos unidos, te veía cada día durante ocho años de mi vida, me sonreías y me insultabas. Ni siquiera se como empezó eso de separarnos y no mirarnos a los ojos ni siquiera.
O bueno, quizás pueda hacer memoria y recordar aquella mirada gélida que me dedicaste aquel cuatro de septiembre. Ese día todo cambio, y unas simples notas nos volvieron desconocidos.
Habíamos pasado gran parte del verano juntos en la academia de verano. Ese mes me pareció realmente especial. Estabamos juntos durante casi todos los días, yo por que quería y tú quizás porque podías.
Poder y querer... son cosas tan distintas que ni siquiera se como la gente tiene su libre derecho de establecer una conexión necesaria.
PD: echo de menos aquel chico que me miraba y esbozaba una sonrisa traviesa mientras se acercaba a mi pupitre.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Capítulo 5: ¡A LA PORRA CON MATTHEW!

El despertador sonaba enloquecido y yo estaba bastante cansada como para levantarme, estaba bastante aturdida por todo lo que me estaba ocurriendo todo estos días ¿Cuando empezó a descontrolarse mi vida? Pero yo sabía perfectamente la respuesta, todo comenzó a quebrarse cuando aquel muchacho rockero entro en mi vida de sopetón.
Literalmente, él había destrozado mi vida, él era el causante de todo y sin embargo... a veces me resultaba de lo más atractivo. No lo entendía, ni siquiera entendía como me deje llevar por su locura ¿Desde cuando yo había cambiado tanto?... Pero a esa pregunta, yo también sabía su respuesta, desde que el karateka llego.
Yo amaba a Matthew, él siempre había sido tierno y dulce conmigo, como una golosina. Él siempre educado y todos los días tenía una sonrisa para mi, nunca nos habíamos cabreado ni mucho menos peleado. Sin embargo ahora me parecía una persona cruel, y fría ¿Como he llegado a pensar eso de él?... sin embargo yo también tenía la solución, desde que el mismísimo diablo me beso hace apenas unas cuantas horas.

Tuve tan pocas ganas de levantarme, tenía miedo a lo que él día me depararía,  al futuro que me esperaría. Si, tenía mucho miedo. Cele siempre decía que era una persona muy controladora y aunque nunca lo admitiese, ahora me doy cuenta de que sí, así soy yo, me gusta tener todo bajo control, porque así es como soy feliz. Así es como yo era feliz...

Cuando mis ojos se dignaron a abrirse ya era tan tarde, que me dio aún más pereza arreglarme para solo una hora de clase, así que deje que el dolor y el sufrimiento me volvieran a arrastrar con ellos.

Din dong- Sonó la puerta a las siete de la tarde, y no me quedo de otra que levantarme con mi pijama azul de franela con estampados de gatitos, además de contar con un pelo enmarañado en una pinza mal sujeta a mi cuero cabelludo.
Din dong- Sonó de nuevo, y me exaspero la impaciencia de aquella persona. Me presente delante de la puerza, y con la idea en el pensamiento de que quizás pueda que sea Matthew, cogí bastante aire.
Con que abrí, una enana brujona con cabello pelirrojo se abalanzó sobre ami, y me abrazo fuertemente.
- Ey Cele, me vas a ahogar
- Lo siento- Se separo con rapidez cogiéndome de los hombros.- Te he llamado por lo menos doscientas veces al móvil y te he dejado mensajes de voz, ¿Tienes una idea de lo preocupada que me tenías? Señorita obsesa por el control- Intenta reñir me.
- Oh- Me asombro, pero al rato recuerdo mi reflexión matutina- Ya Cele, últimamente todo se esta desmadrando.
- Anda- Dice un poco arrepentida- No le pongas tanta importancia, tampoco pasa nada. Estas mala, te debes un descanso- Entra y se sienta en el sofá y yo la sigo.
- No me refiero a eso Cele. Las cosas se han puesto feas.
- Cuéntame, es sobre Matthew verdad
- Si, en gran parte.
- ¿Y cual es la otra parte?
- El karateka- Suspiró al acordarme de nuestro beso, o sería mejor dicho, ¿de mi beso?, pero ella pone cara confusa- Si ya sabes, del diablo- Y arruga la frente- Si el hijo del diablo, el mismísimo Satanás- Y esta vez arruga también la nariz- Cele, del maldito rockero.
-Ahhhh- Suspira de alivio y desaparecen sus arrugas, al segundo me mira desconcertada y estalla en risas.- ¿Por que le llamas así?
- Cosas- Digo moviendo la mano con desdén, y cuando vuelvo a mirarla su risa cesa y se pone seria.
- Oh no me digas, te has enamorado del chico guapo engreído y mujeriego.
- ¡¡NO!!- gritó horrorizada- Claro que no- suavizo mi tono- yo le odio a ese tipo.
- Entonces... ¿Qué ha pasado con él?
- Que le he besado- Digo intentando quitarle importancia.
- ¡¿Tú primer beso?!
- No, si, bueno es bastante raro- Hablo deprisa, levantándome del sofá y sentándome al lado de la chimenea, ¡Que frió hace coño!
- No te entiendo, dices que le odias y le besas ¿Qué pasa en tu cabeza?
- Eso quisiera saber yo- Susurró.
- ¿Y Matthew?
- Ese es el gran problema Cele, que el vio como le besaba.
- ¡¡¿Qué que?!!
- Si- Me tapo la cara con las manos, deprimida.
- Joder... esto es bastante para analizar Lily.
- Lose- Murmuro, tapada todavía con mis manos.
- Haber, ¿Por que le besaste?- Rompió exasperada.
- No lose Cele ¿De acuerdo? Ese tipo me irrita demasiado, con el mi parte más furiosa se asoma, le odio e incluso e deseado que muriese, pero de pronto olvido eso y me siento terriblemente atraída por el y por su sonrisa socarrona, ni yo misma lo entiendo pero... es como si...
- ¿Como si le odiases y amases al mismo tiempo?
-¡No por dios! Yo no le amo, simplemente es...- Venga suéltalo, admítelo- guapo
- ¿Guapo? Por dios Lily, el es más que eso
- Ya ya. Pero la cosa no es esa, no intentes adivinar que siento por ese chico, lo realmente preocupante es que Matthew esta enfadado conmigo.
- ¿Y porque debe de estarlo?
- Pues eso me pregunto yo- Me destape el rostro, igual de exasperada que ella, ahora si que no entendía nada.
- Quizás le gustas- Susurró, y me ilusione- Lily, no has pensado que quizás sintió celos.- Pero al rato me acuerdo de un nombre.
- No Cele, el esta con Janelle.
- ¡¡¡¿¿Con Janelle?!!!- Grita.
- Si Celeste, con Janelle.
- Seguro fue broma.
- A mi no me lo pareció cuando vino pidiéndome condones.
- ¿Que que?- Dijo incrédula- Ese estúpido se atrevió a pedirte condones.
- Si
- Sabes que, olvídate de él. Matthew es un tonto que no se da cuenta de lo que tiene, ni siquiera se da cuenta de que estas terriblemente enamorada de él.
- Si, debería...- Y me siento a su lado. Agacho la cabeza. Y mi reflexión matutina se asoma por un pequeño hueco de mi cabeza gritándome- Él tiene toda la culpa.
- ¡Él tiene toda la culpa!
- ¿Quién?¿Matthew?
- No, él no, si no el rockero.
- Eso es absurdo Lily, el no ha echo nada, tu le correspondiste encantadamente al beso, y te tengo que recordar que fue tu primer...
- Te equivocas- La corte tajante- Ese fue mi segundo beso.
- No te entiendo, hace un rato dijiste...
- Bueno te mentí, ¿De acuerdo?. Mira todo comenzó a complicarse hace apenas unos tres días, y tú ni siquiera estabas al tanto. Ese día todo empezó a destrozarse, comenzó por la mañana cuando por primera vez mi sueño se vio interrumpido ¿Y sabes quien interrumpió que besará a Matthew? el maldito rockero, además por su culpa fue la primera que no me monte en el coche de Matthew, por su culpa tuve que correr por todos aquellos parques solitarios, por su culpa perdí mi primer beso, porque el me agarro desprevenida y me lo robo, porque por su culpa por primera vez llegue tarde a clase, porque por su culpa- Empece a subir la voz- Adrián tuvo la satisfacción de regañar me,  porque por su culpa no me di cuenta de que Matthew no estaba en clase... ¡Joder Cele! por su culpa empece a perder el control. ¡Y le odio!
- Eso sigue siendo injusto, él no puede saber todo esto.
- Me da igual le odio y punto.
- Bueno y...- Dijo al ver lo triste que estaba- ¿Qué tal esta tú padre?
- ¿Qué le ha pasado a mi padre?- Pregunto preocupada.
- Lo del pie, que se torcio el tobillo.
- Ahh- Me sonrojo
- Ya entiendo- Ladeó la cabeza.- Bueno Lil- así me llamaba en ocasiones- te dejo o si no llegaré tarde a clase de piano.
- Vale- Me levanto y en la puerta nos despedimos.


Cuando me desperté al día siguiente me sentí diferente, quizás era por la conversación que tuve ayer con mi querida pelirroja o quizás porque hoy era el habitual día en el que Matthew no me recogía con su coche para ir juntos al colegio, algo que agradecía debido a todo lo que paso ayer. Hoy sin duda, era el día de ir a la cafetería de Tom, porque hoy era Martes y como todos los Martes, pasaría mi desayuno en aquella cafetería. ¡Aleluya, algo que seguía como rutina en mi vida!
Me miré en el espejo y una vez que cerciore mi sonrisa entendí que por alguna razón inentendible y que ni yo siquiera pensaba entender, me sentía increíblemente feliz, tanto, que pase de aplicarme en la cara maquillaje.
Hoy, no pensaba impresionar a Matthew, es más, a la porra Matthew.
Cuando termine, agarre la mochila y salí de la casa dando saltitos, algo que solo hacia cuando acababa de ver al increíble modelo de Matthew pero.. ¡A LA GRAN PO...
-Ey Lily, espera un momento- Dijo una voz dulce bastante familiar interrumpiendo mis pensamientos, y cuando me di la vuelta, ahí estaba él. Con aquella camiseta azul eléctrico que también le quedaba, sus ojos azules brillantes y su pelo aún más rubio de lo que lo recordaba ¿Se había teñido? fruncí el entrecejo.
- ¿Qué te pasa?- Me pregunto.
- Nada- Respondí desviando mi mirada de la suya, segunda vez que lo hago en toda mi vida.- ¿Qué haces levantado tan pronto?
¡De verdad íbamos ha hacer como si nada!
- Bueno...- se rasco la nuca- me acorde de que los Martes siempre te vas a desayunar a la cafetería de Tom y bueno, ¿Puedo acompañarte?- Pregunto de sopetón.

¡No no y no! Se acabó Matthew, no pienso hacer como si ayer no hubiese pasado nada, ayer me hiciste daño cacho cabrón, ayer me llamaste cínica y me pediste condones ¡cacho cerco! no esta vez no...
- Vale- Me encogí de hombros, y al rato mi minicerebro dio una colleja a mi cerebro, y así se originó una batalla en mi interior, mientras que yo intentaba actuar con normalidad "¡Qué has echo!" gritaba mi minicerebro decepcionado a mi cerebro.- Déjame-  dije en voz alta y me sonroje, mierda, eso era un pensamiento intimo para mi minicerebro.
- ¿Quieres... quieres que no valla entonces?- Pregunto nervioso.
Venga, ahora es tu oportunidad, rechaza le, rechaza le, rechaza...
- No- Me paro en seco para ver su reacción de confusión- Quiero decir, si ven, no me importa.
Mierda... ¿Qué he echo?
- Qué buen día hace hoy ¿Verdad?- ¿Enserio quiere que hablemos del tiempo?
- Si.
- Te veo distinta- Dijo observándome - ¿Hoy no te has echado maquillaje?- O no mierda ¿Como iba a saber yo que el entrometido y dulce de Matthew quería alistarse a mis planes? ¡Mierda! ya sabía yo que no maquillarme no iba a ser una gran idea...- Te sienta bien.
Me quede paralizada y sonriendo como una idiota. Ha dicho que me sienta "bien" ¿eso que quería decir?
- ¿Te gusta?- Pregunté reanudando el paso.
- Si, se te ve más... natural.
- Gracias- Me sonroje, obligándome a recordar no dar saltitos mientras él estaba a mi lado.
- Bueno y.. ¿Qué tal tu padre?
- ¿Mi padre?- Pregunté desconcertada, y entonces me vino un recuerdo de Cele preguntando lo mismo. Mi minicerebro volvió ha dar una colleja a cerebro- ¡Ah claro, mi padre!- Exclame, aunque sonó bastante ridículo- Pues se esta recuperando.
- ¿Cómo se torció el tobillo?
- Pues...- mierda- él...- improvisa- él estaba... cocinando- levanta una ceja Matthew incitándome a que continuase- y...- di lo primero que te venga a la cabeza- y se le cayo la comida.
- Ahhh- exclamo, mirándome como un bicho raro- ¿Entonces se torció el tobillo porque se le cayó la comida?- Si, ahora si que sonaba bastante absurdo en sus labios.
- Si, porque era cocido y cuando cayo a sus pies caliente se sobresalto, se escurrió y tuvo que ir a urgencias- "¡Bien echo!" Dijo mi minicerebro chocando los cinco con mi cerebro.
-Eso suena más razonable- Se rió nervioso.
Le miré atentamente, ¿Por qué estaba hoy tan nervioso?, las manos le temblaban y no conseguía quitar aquella sonrisa tan rara de su boca ¿Qué le esta pasando?.
Al fin llegamos a la cafetería y me sentí como en casa, aquella cafetería era sin duda como un gran hogar, conocía los cocineros, camareros y al que dirigía esta empresa como la palma de mi mano, y yo era su habitual clienta VIP.
Acelere mi paso a uno de los taburetes y me senté ágil.
- ¿Qué hay Tom?- Pregunte como todos los días.
- Todo bien por aquí, como siempre dulce Lily- me acarició mi mano- Aunque tengo una mala noticia para ti.
- ¿Cuál?
- No nos queda la especialidad de la casa
Mi cara se ensombreció  ¿Qué esta pasando hoy? Por más que intento estar feliz algo me lo arruina, pero Tom, no tenía la culpa.
- Lo siento- Me dijo.
- No pasa nada, con un croissant y un café con leche me las arreglaré- Y Tom se metió en la cocina.
- ¿Oye que tiene ese tipo?- Me preguntó Matthew y me sobresalte, porque no estaba habituada a venir con alguien.
- Nada
- Como que nada, ¿Has visto como te mira? por dios si es más viejo que mi propio padre- y eso me recordó a lo de el karateka
- Ya Matt- siempre le llamaba así cuando me cabreaba con él- pero es mi amigo y llevo viniendo aquí cada martes durante cuatro años, creo que quizás no pasa nada porque me toque o mire, además no te debes meter en mi vida- Dije seria y enfadada y entonces, vi el arrepentimiento en sus ojos azules.
- Lo siento. Y esto me recuerda a una charla que debemos tener.
- No Matt, ahora mismo no quiero hablar de nada.
- ¿Ya estas otra vez enfadada?
- Si Matt, hoy no esta mi maldito desayuno y el enfermizo de mi mejor amigo vuelve con sus obsesiones- Oh, por fin había dicho lo que pensaba.
- Lo siento vale, puedes hacer lo que te de la gana con tu vida, yo sólo te intentaba avisar de que ese famoso se va revolcando por cada rincón con todas las tías, y que tú eras una más.
- Ah si- Me cabree aún más, y no sabía porque ¿Quizás porque me dolía que tuviese razón? Que cosa más ridícula, a mi la vida de Ray Kin me la repamplifaba. Y entonces me vino un nítido recuerdo- ¿Como tu queridita novia?- Pregunte elevando la voz, y Tom salió al momento de la cocina con mi desayuno.- Sabes que...- dije más dulce dirigiéndome a Tom- Cobra te la cuenta, se me ha quitado el hambre.
Agarro mi mochila toda llena de rabia y antes de salir de allí, le susurro en el oído a Matt.
-A la porra con Matthew.
Y por una vez me siento liberada de no tener que tomar el control de la situación...

Voy camino al colegio mientras mi cabeza me da vueltas, tantas que decido dejar de pensar en todos, y acelero mi paso para no tener que llegar tarde
Y... Caramba ¡No llego tarde! Quizás descontrolandome estoy tomando el control de la situación, quizás debería de hacer lo que yo quiero sin preocuparme de las causas que origine, si quizás yo... miro hacia delante y no me puedo creer lo que veo.
La clase ya ha empezado y Matt también había llegado a clase. Pero lo que me tenía sorprendida, era que aquel muchacho famoso se encontraba en primera fila y comiendo su desayuno ¿Qué se creía que era esto? Miré al profesor enrabieta, y él, me miró con temor, porque sabía perfectamente lo cuadriculada que yo era y lo mucho que iba a detestar ver a ese despojo de la sociedad comiendo deliberadamente mientras el profesor da clase.
- ¡Pero que es esto!- Grite saltando de la silla.
- Señorita Belleth, por favor.
- No no no, no me pìenso sentar asta que ese- Señale al diablo- tenga un poquito de respeto a la clase.
- Señorita Belleth, sientese y no me haga la clase insufrible.
- Pero no te da verguenza dar clase mientras que ese despojo esta comiendo en tu cara.
- ¡Seeñorita Belleth, callese!- Grito enfadado.
- ¿La realidad duele?
- Señorita Belleth, esta clamando mi paciencia.
- ¿Y él no?- Y justamente Ray se volteo con una sonrisa divertida, ¿Cuántas maneras había en este mundo para destrozarle esa sonrisa estúpida?
- Señorita Belleth..- Susurró.
- Acaso no tienes cojones de enfrentarte a él.
- ¡Fuera!- Grito al fin- Al despacho del director.
- ¿Y él no?- Seguí con la discusión.
- Y digale al director que mañana no quiero verla aquí.
- Bueno- Me encogí de hombros- Será mejor visitarle que quedarme viendo como tu reputación baja.
- No, mejor, digale que la quiero fuera durante dos días.
- Vale, así podré desayunar.
- No espera- Se retracto antes de que saliera del aula- mejor digale, que tiene que hacer ocho horas adicionales.
- ¿Qué?- Pregunte horrorizada.
- Lo que oye.
Y salí de allí dando un portazo.
Ves Cele, me dije mentalmente, el siempre lo arruina todo.

lunes, 24 de diciembre de 2012

Capítulo 4: Condones.

El despertador suena y miró ágil la hora, bien, por fin un día tranquilo y sin prisas. Me visto despacio, me maquillo despacio, bajo las escaleras despacio, y cuando llego a la puerta, no hay nadie. ¿Donde estará Matthew?
Le espero y le espero, son y diez, y todavía no llegaba ¿Debería tocar a su puerta? Quizás se quedo dormido. Pero prometí no agobiarle, así que decido ir caminando sola por aquellos caminos tan solitarios a las ocho de la mañana. Llego a clase y toco la puerta.
- ¿Se puede?- Pregunto de forma educada.
- No- Responde Ádrian sin mirarme si quiera.
- ¿Como que no?- Preguntó irritada
- Ya le dije que no, vallese a la biblioteca.
Cierro la puerta cabreada y murmuró un "ya me las pagarás", entro a la biblioteca y me encuentro con un monton de niños pequeños revoloteando y gritando sin parar, ¡Oh no!. Me llevo las manos a la cara y al fin, decido enfrentarme con mi cruel destino.
Saco un boligrafo y los deberes que ayer no pude hacer por quedarme dormida, y cuando voy a escribir la primera línea aparece por la puerta el mismísimo " karateka".
Sin mirarme, se sienta en la mesa del frente, con la silla girada hacia mi. Ladeo mi cabeza intentando dejar de pensar en él y cuando vuelvo a cojer el bolígrafo para escribir, una bola de papel se estrella contra mi frente, malhumorada miró con ojos asesinos al Karateka, pero este esta haciendo sus deberes con un sonrisa arrogante ¡Será estúpido!
Sin poder concentrarme y no tener la cabeza en los ejercicios dejo los libros abiertos en la mesa y me levanto, haciendo un ruido desagradable con la silla. Camino hacia él mientras miro su rostro, pero el maldito Karateka no me dirige ni una sola mirada.
- Oye tengo que hablar contigo- Digo apoyando las dos manos a la mesa y agachándome lo suficiente para estar segura de que podría decirlo demasiado bajo para que él se enterase.
- ¿De que?- Preguntó serio mientras copiaba un enunciado y sonó el timbre del instituto.
- Pues- Me intimide al verle levantarse de la silla y recoger todo para irse.
- ¿Si?- Siguió sin mirarme.
- Pues haber... tengo que hablarte de- Le miré, parecía bastante distraído mientras se esforzaba por agarrar su mochila que seguro pesaba una tonelada.
- Que lo siento- Lo dije rápido y bajo. Como si estuviese segura de que el viento que había entre nosotros le  llevase mis palabras. Me giré sonrojada, porque no estaba habituada a pedir disculpas a nadie, yo... simplemente no solía ser tan grosera con la gente, pero con él eso era algo que salía solo, porque el había jodido mi espléndida vida, el lo había arruinado todo. Me puse seria mientras giraba sobre mis talones para volver a mi mesa y recoger los libros, cuando una mano agarro mi muñeca y me giro tan bruscamente que me tropecé con mis propio pies, parecía incluso mis piernas de goma de lo que se llegaban retorcía. Y antes de caer al suelo sobre él lo único que pude ver era aquella sonrisa socarrona y arrogante que solía utilizar cada vez que me hablaba, y por un momento, por una milésima de segundo me pareció la sonrisa más seductora del mundo, hasta que volví a la realidad y me acorde de Matthew.
- Yo...- Me puse nerviosa- Lo siento.
- Si, porque vaya golpe me he dado.
- Oye!- Le pegue en el hombro mientras seguía encima de él.- Fue tu culpa por ser tan bestia, que eres un bruto.
- Si ya ya- Dijo de forma chulesca- En verdad se que te morías de ganas de buscar una escusa para tirarte encima mía.
Y entonces a la vez que intente protestar note sus labios en los míos , sus manos en mi cintura ¿Desde cuando estaban ahí?, me pregunte mientras él seguía intentando besarme, y yo con ojos como platos no podía parar de mirar como sus labios se movían sobre los míos paralizados.
Esta vez, ya era la segunda vez, otra vez mi primer beso fastidiado ¡otra miserable vez!, ahora no podía hacerme la loca, porque ahora el chico que me estaba besando si tenía cara, le tenía que ver todos los días y... reprimí un gemido en mi garganta, porque otra vez lo estaba haciendo mal.
- ¿Podrías intentar cooperar un poco?- Preguntó alejándose de mis labios.
Inspire cansada por esta mala racha que me seguía a mi espalda, y entonces fue cuando percibí cuan dulce olía su aliento, de una forma que te incitaba a saborearlo.
Pose mi mirada sobre sus labios, parecían tiernos y suaves, daban ganas de sentirse sobre ellos... después miré sus ojos los cuales se encontraba mirando mis labios, esperando una respuesta. Quizás esperaba una bofetada, una rebieta mía, o incluso que me levantase y me fuera sin decir nada, pero para lo que ninguno de los dos estaba preparado era para que le correspondiera.
¡Ni siquiera sabía porque estaba ahí acercándome a sus labios mientras veía la sorpresa en su rostro! No lo sabía, pero en esos momentos no quería pensar en nada más que en la calidez de su aliento.
Así que bueno ¡De perdidos al río , pensé, mientras esbozaba una gran sonrisa acortando nuestras distancias. Sin esperar un segundo encarcelo mi labio inferior entre los suyos, de una manera más suave que las otras veces, incluso de una manera tierna que me hacía temblar, y para mi sorpresa fui la primera que intento tocar su lengua, tenía tantas ganas de poder conocer como sería su lengua ¿Sería suave?... Entonces me acordé de que era mi primera vez ¿Y si notaba que no había besado a nadie más? El pánico entre en mi cuerpo ¿Y si se pensaba que andaba loca por él? Porque yo no andaba loca, simplemente... si andaba loca, pero no por él. ¡Andaba loca por corresponderle! ¿Que diablos estoy haciendo?, me pregunto mi cabeza casi chillando, pero mis labios no atendían a mis gritos, simplemente se movían por independencia.
Poco a poco, me pareció cada vez más fácil manejar aquel beso, me pareció más simple besarle de forma que pareciera una experta, aunque tampoco quería que pensara que era el décimo cuarto chico al que besaba...
Puede que me tirase así segundos, incluso minutos, pero os juro que su tacto era tan suave y tierno que me no me permitía separarme de él, por un momento pensé si los besos de Matthew serían tan suaves, y entonces, una bombilla se encendió en mi mente, por desgracia iba con retraso...
Alguien carraspeo su garganta incómodo ante la situación, sin embargo sus manos establecidas en mi cintura y sus labios tiernos capturando el mío inferior, me mataban, y ni siquiera intente hacer el esfuerzo de separarme porque se sentía demasiado bien ahí mismo.
Otro carraspeo de garganta ¿Cuanta gente había allí, mirando la escena?, pensé. ¿Y si Matthew estaba entre el grupo?, me llene de miedo y me despegue un milímetro para confirmar quien era, porque si era alguien sin importancia pensaba matarlo y.... ¡Oh no!
Cuando le vi apoyado en el marco de la puerta con la mandíbula tensa y su pelo rubio perfecto, el mundo se me cayo encima, literalmente se destruyo.
¿Por qué a mí?, fue lo primero que pensé.
No me podía creer que con todos los alumnos que había en este colegio justamente Matthew estuviera ahí, carraspeando la garganta una y otra vez, y yo como tonta no me separaba del maldito Karateka ¡Mierda!
Levanto un ceja mirándome fijamente, se le veía bastante cabreado, y yo...
Bueno, cuando quise darme cuenta estaba de pie ¿Quizás Ray se molesto en ayudarme? Seguramente fuera bastante pesada y... suspiré, ¿Por que todo me iba mal ahora?
Sin embargo todo empeoro cuando el chico inoportuno tuvo que decir su importunidad.
- Vas mejorando- Dijo Ray mientras caminaba al frente y giro su rostro con esa maldita sonrisa arrogante. ¡Será asqueroso! encima ha conseguido lo que quería y ahora podrá presumir de ser el primero en todo este maldito colegio en besarme...
Ray y Matthew se miraron de una forma espeluznante, daba bastante miedo. Para después la mirada de Matthew volver ha posarse en mi y mostrándome otra completa mirada a la de antes, una de... ¿Como se llama eso de cuando no llegas a las expectativas de alguien? Ay, lo tengo en la punta de la lengua.... ah si, decepción. Después giro sobre si mismo y salio de la biblioteca.
Por fin algo en mi cuerpo se accionó, recogí mis libros, me colgué la mochila en la espalda, y corrí detrás de él.
- ¡Matthew!- Grité por el pasillo. Sabía perfectamente que me oía, solo se estaba haciendo el loco.
- ¡Matthew por favor espérame!- Volví a gritar.
Sin embargo no me espero, tuve que llegar yo a su altura.
- ¿Qué te pasa?- Pregunté agarrándole de la muñeca.
- Nada- Dijo cruzándose de brazos- Absolutamente nada.
- Se que te pasa algo.
- No.
- Dímelo ¿ Somo amigos no?- Y pude notar cierto escalofrió en su cuerpo, ¿A que venía esa reacción?
- Es solo que pensaba que odiabas a ese estúpido- Y retomo el paso, esta vez más pausado.
- Y le odio
- No seas cínica Lily, deja de mentirte, eres como todas las demás, lamiendo le el culo- Aquello me hizo daño, y no justamente por las palabras que utilizo, si no por ese tono de desprecio con él que se dirgió a mi, aún así lo soporte.
- En serio Matthew, lo que has visto hace un rato simplemente había sido un error, una tontería, me caí encima de él y bueno por el choque le bese- Mentí.
- Eso solo pasa en las películas...- Murmuró para si mismo, pero yo conseguí oírle.
Subimos las escaleras incómodos, despacio, y en silencio, aquello no me gustaba ni un pelo.
- Por cierto ¿Qué te ha pasado? Cuando he llegado a clase no...- Pero me interrumpió parándose antes de entrar al pasillo.
- Estaba haciendo un camino de pétalos rojos en mi cuarto- Dijo serio.
- ¿Por que?- Fruncí el ceño.
- Esta tarde he quedado con Janelle en mi casa.
- ¿En tu casa? ¿Y que vais ha hacer?
- Lily- Soltó cabreado- Que vamos ha hacer, el amor ¡Como si tu nunca lo hubieras echo!

Dijo con desdén  Note una gran pesadez en mi interior, las mariposas se estaban muriendo dentro de mi estomago, había tantas y tantas que pesaban de sobremanera, los ojos se me llenaron de lágrimas y sentía la garganta seca aún tragando y tragando saliva.
- ¿Desde cuando?- Me aventuré a preguntar con voz pastosa.
- Desde hace unos días
- ¿Por eso faltaste el otro día?
- Si.
- ¿Por qué no me lo dijiste?- Pregunté al borde de derrumbarme.
- Bueno no se, estamos saliendo en secreto y la prometí no decírselo a nadie. Además no te debo ninguna explicación, tú tampoco me contaste el momento en el que ese chico te embeleso como a todas, parece como si llevara siempre un frasquito que os echa y os enamoráis de él.
- Matthew ya te dije que...
- No necesito que me digas nada- Me interrumpió tan duro que incluso podría cortar el hielo del mismísimo polo norte- Será mejor entrar en clase- Abrió la puerta- ¿Vamos?

Y no me quedo de otra que entrar, con todas aquellas ganas locas que tenía de llorar.
Las lágrimas se acumulaban en mis ojos, ya ni siquiera podía distinguir las letras de la pizarra.
Sólo había dos alternativas, o me quedaba aquí con la posibilidad de derrumbarme delante de todos, o se me ocurría pronto una idea para escabullirme.
Agarre mi móvil y como número oculto me mande un mensaje a mi misma.

Cariño papa se ha torcido el pie, ven cuanto antes. Te quiere mama.

Sabía que todo esto estaba resultando de lo más patético, pero ahora mismo, y por primera vez, sentí las ganas de no estar en mismo sitio cerrado que Matthew.
- ¿Si señorita Belleth?- Me pregunto la profesora estirada al ver mi mano alzada.
- ¿Puedo sacar el móvil?
- Belleth, ya sabes que eso no esta autorizado- Fue a girarse para seguir escribiendo en la pizarra.
- Es por mi padre- Llame su atención- Se ha torció un pie y mi madre pide que vaya cuanto antes.
- Haber, démelo.- Cogí la prueba, el móvil, y se lo tendí en la mano con el mensaje abierto.
- ¿Por que el número es oculto?
- Bueno, mis padres quieren mantener su número en privado por si acaso alguien me roba el móvil.- Sí, era una escusa de lo más tonta, pero fue la primera que se me ocurrió y la que me ayudo a salir de ese infierno.

Cuando por fin llegue a casa tiré la mochila en la entrada y subí corriendo las escaleras. Me zambullí en mi esponjoso edredón y llore a lágrima suelta, lloré como nunca, lloré a borbotones sin importarme nada. Por primera vez en mi vida el había dejado de tratarme de forma tierna y dulce, y ahora es, cuando él parecía el diablo y el maldito karateka el ángel.
No podía creerme que él hubiera utilizado ese tono de desprecio hacia mi, no cuando habíamos estado cuatro años juntos. Todo esto era una gran mierda, pero esta vez si tenía motivos para estar enfadada con Matthew, definitivamente se había comportado mal conmigo, y esta vez la culpa recaía sobre él, esta vez no pensaba perdonarle tan pronto.
Después de estar llorando y pensando, el sufrimiento me llevo con él y caí totalmente dormida.
"Ding dong"-Sonó por cuarta vez el timbre de mi casa despertándome, y como pude me deje llevar asta el manillar.
Pero cuando le vi allí parado y mirándome con esos ojos fríos, volví a recordar todo lo que había pasado.
- ¿Qué quieres?- Intente sonar lo más seria posible.
- No te lo pediría sino fuera una urgencia, pero ya es por la noche y las tiendas están cerradas y...
- Al grano Matt- Le interrumpí.
- ¿Tienes condones?

La cara se me heló, y antes de poder procesar aquello, mi cuerpo en un acto involuntario le cerró la puerta en la cara.
- ¿Lily?¿Qué pasa?- Dijo al otro lado de la puerta.
Me deje deslizar asta llegar al sentarme al suelo, y metí mi cabeza entre mis piernas.
- Tranquilízate,  no llores- Me decía a mí misma- Él no puede sospechar de que es el amor de tu vida, tranquilízate  no llores, no llores, venga, ármate de fuerza- Y con aquellas palabras volví a levantarme y abrí la puerta.
- ¿Qué te ha pasado?
- Nada- Contesté fría- Si eso para ti es urgente, entonces te respondo que no.
- Venga Lily, se que tienes.
- ¿Por qué iba a tener? - Pregunte enfadada, ¿Qué cojones estaba insinuando? ¡Qué me mantengo virgen por ti gilipollas!
- Porque todo el mundo tiene.
- ¿Y entonces porque tu no tienes?
- Bueno...-Se rasco la nuca- se me olvidó comprar. Pero...- Todo aquello me sobrepasaba de sobremanera, el amor de mi vida ¡Me estaba pidiendo condones! Encima como algo urgente... hay que tener cara.
- Sabes que- Casi grite, dejándome llevar y soltando casi todas aquellas cosas que tenía retenidas en mi interior- Eres un amigo de mierda ¿Sabes?. Hace apenas un día te idolatraba, eras tierno, dulce y simpático y sin embargo ahora me pareces el bicho más diabólico de este planeta. Eres cruel y frío y... ¡Ni siquiera se como tienes la cara de presentarte aquí, y menos para pedirme algo que no sea una disculpa después de como me has tratado hoy! A quien bese o no bese no es de tu incumbencia ¿Entiendes?, y por último cacho de gilipollas no tengo condones por que soy virgen- Y dicho lo dicho cerré la puerta y corrí hacia el sofá.
Después llore toda la tarde... sabía que algún día, si no me daba prisa, una lagarta me lo quitaría, pero nunca pensé que todo esto pasará tan rápido. Ahora yo solo podía quedarme de brazos cruzados y ver como otra que no era yo, le hacía feliz...
Y para colmo esa otra era Janelle, mi gran enemiga... esto no me podía estar pasando.